De nostalgia y afectos en el Festival Casals
Por unos instantes el tiempo parece detenerse y dar un salto atrás en el salón de música del Gallery Inn, con el Atlántico como telón de fondo. Por unos instantes se olvidan de que tienen que ensayar y regresan al siglo pasado, a las décadas de los 70 y de los 80, a sus juventudes compartidas, a los días cuando la vida les parecía eterna y el señorío de la madurez algo que solo llegaría mucho tiempo después.
Desde la nostalgia hilvanan algunos recuerdos de aquellos días, de la manera como la música los unió y selló sus respectivos destinos con caminos que habrían de cruzarse de vez en vez para esto mismo, para recordar, para refrendar la amistad y para hacer música juntos, como sucederá mañana domingo en el cuarto programa del Festival Casals.
Con la Sala Sinfónica Pablo Casals como escenario -a partir de las 4 p.m.- el Trío de Cámara formado por el violinista Henry Hutchinson, el violonchelista Rafael Figueroa y el pianista José Ramos Santana ofrecerá un programa integrado por el “Trío con piano núm. 39 en sol mayor Hob. XV:25 (Gitano)”, de Franz Joseph Haydn; la “Sonata en la mayor para violín y piano”, de César Frank; y el “Trío con piano núm. 1 en re menor, Op. 49”, de Félix Mendelssohn.
Reencuentro de grandes amigos, esta coyuntura desborda resonancias emotivas para los tres; la última ocasión en que tocaron juntos fue el 15 de junio de 1995, -el Triple concierto de L.V. Beethoven-, en la inauguración del Centro de Bellas Artes de Guaynabo. Asimismo, Henry dedica este programa a la memoria de sus padres, a doña Luz María Negrón y don Henry Hutchinson.
“La oportunidad de hacer este concierto se concretó el año pasado -explica Henry-, cuando el maestro Valdés incluyó en aquel Festival Casals un concierto de cámara a cargo de artistas locales, entre ellos Kathleen Jones y Luis Miguel Rojas. Al terminar ese concierto, Kathy le dijo al maestro Valdés de lo deseable que sería que esa iniciativa continuara y se hiciera un concierto dedicado a doña Luz María, por todos los años que le dio a la Sinfónica y, en general, a la educación musical en Puerto Rico”.
“Luego de eso el maestro hablo conmigo y yo le comuniqué mi decisión de retirarme como concertino de la Sinfónica”, agrega Henry. “Entonces me invitó a hacer este concierto… y yo invité a estos amigos, porque los admiro, porque los quiero y porque quería que estuvieran conmigo. Desde aquel día de 1995 no hemos vuelto a tocar juntos. Siempre que lo hemos hecho ha sido una experiencia inolvidable y estoy seguro de que así sucederá nuevamente este domingo”.
Para Rafael Figueroa siempre es una fiesta regresar a su tierra, luego de muchos años como miembro de la orquesta del Metropolitan Opera House. “Parecería que fue ayer cuando tocamos juntos por última vez y ya han pasado casi 21 años. Es increíble”, reflexiona. “Para mí es muy especial tocar con Henry y Quico (Ramos Santana). Somos amigos de toda la vida, nos conocemos desde chamaquitos. Cada cual tiene su vida, con carreras que van por sus propios caminos. Yo, por ejemplo me paso mucho tiempo encerrado con la orquesta del Met, así que cuando Henry me invitó me dio un gusto inmenso”.
Rafy añade que “estos dos son un poco más viejos que yo, pero no mucho”. “Cuando llegué a la Orquesta Sinfónica (de Puerto Rico) a principios de los 80, ahí estaba ya Henry”, explica. “Desde entonces fuimos los mejores amigos. Quico venía a tocar conciertos con la orquesta y la pasábamos de maravilla. Recuerdo cuando tocó con nosotros el tercero de Prokofiev: me voló la cabeza. Pensé: ‘este tipo esta fuera de liga’. Siempre los tres nos hemos querido mucho y sentimos una gran admiración mutua”.
“La Libre de Música era el centro de gravedad, el lugar donde todos coincidíamos”, apunta Quico. “Ahí estaban Henry, los Figueroa, Guillermito, Rafy… con don Guillermo como director de la orquesta de ahí”.
Henry añade que siempre han tenido “una relación de amigos, de familia, aun desde antes de tocar juntos”. “En aquellos años éramos menos los jóvenes que nos dedicábamos a la música y solíamos ser muy unidos”, apunta. “Nos criamos con grandes maestros, como don Jesús María Sanromá, Héctor Campos Parsi, Amaury Veray, los Figueroa, mis padres, en fin… personas que dieron todo por su país, que trabajaron aquí para sentar las bases para todo aquel que quisiera dedicarse a la música. De ese pasado venimos”.
“El repertorio de este domingo lo hice con mi madre y mi padre en diversos momentos de mi vida, por eso es tan especial -por eso se lo dedico a ellos- y por estos estupendos amigos y artistas que me acompañan”, finaliza Henry.
(Esta entrevista fue publicada en las páginas # 58 y 59 de la edición impresa de El Nuevo Día del 27 de febrero de 2016)