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La Orquesta Nuevo Proyecto Sinfónico en concierto hoy con dos solistas


Con dos jóvenes solistas como invitadas -una soprano puertorriqueña y una pianista estadounidense- esta noche culmina la edición 2016 de la Orquesta Nuevo Proyecto Sinfónico (ONPS), concierto que se llevará a cabo a partir de las 7 p.m. en el Teatro Bertita y Guillermo L. Martínez del Conservatorio de Música de Puerto Rico, con un programa integrado por los movimientos primero y cuarto de la Sinfonía No. 4 en Sol Mayor, de Gustav Mahler -con Sara Beatriz García Castillo como solista; y el primer movimiento del Concierto para piano No. 3, Op. 37, de Ludwig van Beethoven, con Amanda Zook al piano. El maestro Rafael Enrique Irizarry estará a la batuta. La entrada es gratuita para todo el público.

Como hemos explicado antes, esta orquesta -con un elenco aproximado de 75 estudiantes del CMPR- nació hace poco más de una década por iniciativa de los profesores José Alicea y Fernando Medina y el estudiante José Cruz, con la coordinación -desde el 2014- del estudiante de flauta Darwin Cosme Sánchez.

Como hemos explicado antes -y como hay que reiterar las veces que sea necesario- estos jóvenes -como lo hicieron sus antecesores y como seguramente lo harán quienes les sigan, como estudiantes del Conservatorio de Música de Puerto Rico- se reúnen para dar aliento a esta orquesta que adquiere vida cuando parecería utópico que sucediera: las clases han finalizado y cualquiera pensaría que lo último que ellos desearían sería dedicar dos semanas de su periodo vacacional a tocar y a ensayar y a aprender un nuevo repertorio… pero lo hacen, sin otra razón que su amor por la música y el deseo de experimentar el rigor y la adrenalina con los que los miembros de una orquesta sinfónica -como la de Puerto Rico, por ejemplo- se preparan durante la semana previa a un concierto.

En uno de los ensayos...

Con el apoyo siempre del maestro Irizarry -profesor del CMPR y director asociado de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico- la ONPS ha tenido por primera vez este año una agenda con dos programas, el primero ofrecido el lunes pasado, con la oferta de Un americano en París, de George Gershwin; y la sexta de las sinfonías de Tchaikovsky.

Con Sara Beatriz

Sara Beatriz García Castillo -estudiante de Canto en el CMPR- la invitación para cantar en el programa de hoy “ha sido una de las cosas más increíbles de mi vida”. “Desde pequeña quise ser cantante, pero no sabía de qué”, explica. “Recuerdo que sí, que quería ser como una de esas cantantes que me gustaban de niña, como Luisa María Guel. Mis padres tenían discos de esta cantante cubana y yo me la pasaba escuchándolos. Me paraba frente al tocadiscos, con un cepillo como micrófono y pensaba que era ella”.

No obstante esta curiosidad temprana, Sara Beatriz estudió Mercadeo, trabajó en un supermercado y más tarde como mesera. Fue precisamente mientras se ganaba la vida en este oficio cuando la vida le cambió. Fue en el Cheateu Rouge, en Hato Rey, donde -además de ser mesera- también solía cantar acompañándose ella misma al piano. Una noche el maestro compositor y guitarrista Ernesto Cordero la escuchó. “Ernesto Cordero me conectó entonces con la soprano Margarita Castro y ella me llevó a la Universidad de Puerto Rico, donde comencé a cantar los musicales que hacía Teatro Repertorio”, ilustra. “Hice tres de ellos y ahí conocí a Rafy Suieras, y fue Rafy quien me sugirió que audicionara en el Conservatorio… eso fue en el 2013. Eso me cambió la vida por completo”.

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Aun pensando que era casi imposible que la admitieran en el Conservatorio, Sara Beatriz fue aceptada. “Yo estaba haciendo otro tipo de música”, dice con una sonrisa. “Venía de la bohemia y de las bandas de rock. En ese entonces yo no tenía la menor idea de quién era Mahler, por ejemplo. Vine a conocerlo cuando tomé la clase de Historia de la Música. Sé que para el maestro Irizarry este compositor es sagrado. Fue con él que empecé a escuchar la música de este genio, en la clase de Repertorio Orquestal. Vimos la tercera de sus sinfonías”.

En abril pasado Sara Beatriz fue invitada por Darwin Cosme a participar en este concierto, y eso, para ella, “ha sido motivo de un orgullo inmenso, no solo por el placer de cantar en esta sinfonía, con el maestro Irizarry, sino también porque la invitación provino de mis mismos compañeros”. “Para mí ser parte de este proyecto ha sido el 'highlight' de mi vida”, asevera. “No se compara en nada con lo que haya hecho antes, estoy realmente conmovida. Esto ha nacido de estudiantes, entre estudiantes, para la comunidad, y esto es muy significativo. Por otra parte, siempre había querido trabajar con el maestro Irizarry… aunque ya lo había hecho antes, como parte de un coro, y me he dado cuenta de esa otra visión con la que él se acerca a la música y de la manera tan intensa y apasionada como la vive. Que él apoye este proyecto como lo ha hecho siempre es de un estímulo inmenso”.

Con Amanda

Graduada en 2014 de William Paterson University, en New Jersey, Amanda Zook fue invitada por Darwin para este concierto luego de que se conociesen hace unos años en Nueva York. Aunque alguna vez consideró “ser la primera mujer en llegar a la presidencia de Estados Unidos” y más tarde pensó en la biología marina como profesión, finalmente fue su amor por la música lo que prevaleció en la elección de su cauce en la vida.

“Mi abuelo compró un piano para mi hermana y para mí y comencé a rogar en mi hogar por recibir clases formales”, recuerda. “Tardó un año que me complacieran. A los nueve años comencé con esas lecciones y desde entonces no me he separado del instrumento”.

Respecto al Opus 37 de Beethoven, Amanda dice que “este es uno de mis conciertos de Beethoven favoritos”. “Esta será la segunda ocasión que lo tocaré formalmente, la primera vez fue hace tres años, cuando gané una competencia con esta obra”, apunta. “Creo que durante este tiempo he adquirido una nueva perspectiva de esta pieza y me siento muy entusiasmada con la oportunidad de tocarla con la orquesta de este proyecto tan interesante”.

Amanda añade que este concierto tiene un lugar muy especial en la cronología del desarrollo de Beethoven como compositor. “Se ubica en una intersección de estilos, entre el que cultivó en sus inicios, más Clásico, más en la órbita de Haydn y Mozart, y el que vendría después de eso, el Beethoven del periodo Romántico”, ilustra. “Cuando lo toco, trato de mantener un estilo muy Clásico, sin intentar ser muy Romántica, precisamente porque él, como compositor aún no había llegado ahí cuando compuso esta obra y esto lo respeto mucho”.

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