Ingrid Fliter da vida a Chopin hoy en el Casals
Pianista, claro… porque ¿qué otra cosa que no fuese pianista podría haber sido en la vida una mujer que aprendió a ser niña escuchando a su padre interpretar a Chopin y a tomar largos baños de tina mientras su madre le cantaba arias de ópera?
Desde entonces -desde aquella infancia en su natal Buenos Aires- el piano y Chopin han acompañado a Ingrid Fliter de una manera casi tan orgánica y constante como el aire que respira, romance que hoy -a partir de las 8 p.m., en la Sala Sinfónica Pablo Casals- tiene una estación como parte del Festival fundado por este maestro catalán hace 60 años.
Una de las selectas ganadoras del prestigioso Gilmore Artists Award -en 2006- Fliter ofrecerá un programa dedicado de manera íntegra al repertorio de Frederic Chopin, con una primera parte que constará del “Nocturno en si mayor, Op. 9, núm. 3”; el “Scherzo Núm. 4 en mi mayor, Op. 54”; tres “Mazurkas" -una del Op. 50 y dos del Op. 63; la “Fantasía-Impromptu en do sostenido menor, Op. 66”; y el “Gran vals brillante en mi bemol mayor, Op. 18”. Luego del intermedio, Fliter interpretará los “24 preludios, Op. 28”.
Con una llegada a Puerto Rico desde Italia que debió ocurrir hace apenas unas horas, durante la madrugada de hoy sábado -por eso no fue posible conversar con ella-, Fliter se ha convertido durante los últimos años en una de las pianistas más célebres de mundo, con una popularidad anclada no solo a su inmenso talento interpretativo desde una perspectiva eminentemente técnica, sino también a través del vuelo de su extraordinaria sensibilidad, atributos cuyos fundamentos se fraguaron en aquella infancia cobijada por las vocaciones artísticas de sus padres y en el cauce de su propia e insaciable curiosidad por la música, en especial por el piano.
Asistente asidua a conciertos desde niña, Fliter destacó en una reciente entrevista publicada en el portal www.tokafi.com que, durante aquellos años, cuando comenzaron a aparecer los primeros vídeos en VHS, “con mucha frecuencia veía películas de los grandes pianistas del siglo XX”. “Recuerdo haber visto a Rubinstein tocar el segundo de los conciertos de Saint-Saens y el de Grieg, cuando el maestro ya tenía 92 años, y al no menos famoso Horowitz en un concierto en Moscú titulado ‘De Mao a Mozart’, junto a Isaac Stern. Durante ese tiempo recuerdo haber visto también el filme ‘Amadeus’ más de veinte veces seguidas”, manifestó.
Artista con un contrato de grabación con la casa EMI, Fliter hizo su debut orquestal en Estados Unidos acompañada por la Sinfónica de Atlanta, con una trayectoria que la ha catapultado como una solicitadísima concertista y recitalista para presentarse en las mejores salas de nuestro continente, Europa y Asia.
Para Fliter el valor intrínseco de la música “jamás estará en crisis”, según expresó en el mismo portal antes mencionado. “Sin embargo -explicó- me temo que estamos viviendo una profunda crisis respecto a las prioridades en la vida. Estamos siendo dominados por la vacuidad, la superficialidad, el materialismo y por una ‘cultura de la imagen’, y aunque el espectro de opciones se ha ampliado, las preferencias del público han derivado hacia el conformismo y la comodidad a través del entretenimiento liviano, en lugar del desafío intelectual”.
“Por esto es que el panorama para la música no me parece muy prometedor”, agregó. “Sin embargo, a veces recibo grandes satisfacciones al encontrarme con audiencias que continúan creyendo y expresan su felicidad al ser parte de una maravillosa experiencia musical, mientras reconocen la importancia de trabajar por una mejor calidad de vida. Es por esto que creo que siempre habrá un lugar en el mundo para la música”.
Esperemos que esto se revalide en el recital de esta noche.
(Este artículo fue publicado en la edición impresa de El Nuevo Día del 5 de marzo de 2016)