Ana María Martínez y su conquista del MET
Hace muchos años el abuelo de Ana María Martínez tuvo una premonición luego de ver y escuchar al legendario Enrico Caruso en el Metropolitan Opera House. Al concluir la función, se puso de pie y, mientras ovacionaba al célebre tenor italiano, el hombre -aún soltero y sin descendientes- declaró a viva voz que alguno de sus hijos nacería para cantar en ese mismo escenario.
Aquel joven al que Ana María nunca conoció acertó con una generación de atraso. Fue ella -su nieta- quien debutaría en el MET ya entrado el siglo XXI, en el 2005, cuando la sensacional soprano puertorriqueña hizo los papeles de Micaela y Musetta en sendas producciones de Carmen y La Bohéme.
Luego de un paréntesis de once años, Ana María regresó recientemente a esa sala para cantar su primer papel protagónico ahí: la Cio-Cio San de Madama Butterfly, personaje que ha convertido en su “signature role” y cuya estatura cimera ha sido revalidada una vez más por el exigente público neoyorquino y la crítica especializada de esa ciudad.
Ese espectacular y reciente triunfo de Ana María a fines del pasado mes de febrero estuvo marcado también por la convergencia en esa producción con otros grandes talentos puertorriqueños, tanto en el escenario como en el foso y tras bastidores.
“Cantar, hacer música y entregarme a la ópera es mi vocación”, nos dijo Ana María recientemente desde Los Ángeles, California, donde también acaba de conquistar corazones en la piel de Cio-Cio San. “Todo teatro, todo espacio en el que canto, para mí es sagrado. Cuando recibí la llamada de mi agente para decirme que el MET me invitaba a cantar el papel protagonista de Madama Butterfly, ¡fue un honor, una alegría y un sueño hecho realidad!”.
Ana María añade que el MET tenía a la gran soprano de ascendencia coreana Hei-Kyung Hong en agenda para que debutara en Madama Butterfly, pero esta artista enfermó y canceló sus primeras dos noches. “El MET me pidió entonces que cantara esas dos funciones. Luego, Hei-Kyung decidió cancelar las siguientes funciones porque no se recuperaba satisfactoriamente. Ya yo había comenzado los ensayos para otra producción de Madama Butterfly en Los Ángeles y la Ópera de esta ciudad me dio permiso para ausentarme de los ensayos y cantar 2 de las 3 funciones que me invitaba a cantar el MET. En total, canté 4 funciones de Madama Butterfly en Nueva York. ¡No lo podía creer!”.
Esta oportunidad de oro surgió precisamente cuando Ana María tenía en agenda cantar las Cuatro últimas canciones de Strauss en Puerto Rico, en el programa inaugural del Festival Casals, el 20 de febrero. “Al principio no estuve segura de poder aceptar la invitación del MET, porque implicaba cancelar mi participación en el Festival Casals”, comenta. “Pero el maestro Maximiano Valdés me apoyó muchísimo y, aunque nunca es fácil cuando un artista cancela su participación, él fue sumamente amable al entender lo que significaba para mí poder interpretar uno de los personajes más destacados e importantes en el repertorio, y algo que él y yo hicimos juntos hace poco en la Isla con Ópera de Puerto Rico. El maestro Valdés me concedió el permiso y, como dicen en inglés, ¡’the rest is history’!”.
Luego de la primera función de Ana María en Nueva York, The New York Times publicó, entre otras cosas, que “sería maravilloso” tener a la soprano puertorriqueña “con más frecuencia en el elenco de la compañía”. “Los ensayos en el MET fueron cortos e intensos, llenos de muchos detalles y máxima concentración”, recuerda. “Cuando llegó el día de la primera función, estaba tan feliz, emocionada y sintiendo que estaba viviendo un sueño. Todos mis colegas, toda la compañía, todos, fueron sumamente amables, lo que hizo de esta experiencia algo aun más feliz y hermoso. ¡Me lo gocé todo! Celebré con familia, amigos, mi agente, mi fiancé. Al día siguiente me sentía feliz, calmada y sumamente agradecida por haber tenido el privilegio de cantar Madama Butterfly en el MET. La crítica del New York Times fue como agregarle un ‘frosting’ al bizcocho que ya estaba maravilloso y nuevamente me sentí enormemente agradecida”.
Ana María agrega que este capítulo en su vida está lleno de resonancias emotivas muy personales, porque su abuelo materno -el padre de su madre, la soprano Evangelina Colón- era un gran amante de la ópera y -de alguna manera- predijo la llegada de ella a esa Meca operística. “Nunca lo conocí porque falleció antes de que yo naciera”, explica. “Cuando él completó sus estudios en Louisiana State University, tenía su boleto de regreso a Puerto Rico en barco. Pero se enteró de que Enrico Caruso cantaba en el MET para esos días. Sin decirle nada a su familia, cambió su boleto para ir a Nueva York y no a la Isla, para escuchar a Caruso. Era soltero aún. Al concluir la función, se paró y exclamó que uno de sus futuros hijos cantaría en el MET, pero fue su nieta: yo. De niña llegué a ver muchas funciones en el MET y siempre fue un sueño cantar ahí”.
Aunque ha prestado su voz y su corazón a Cio-Cio San en infinidad de ocasiones, Ana María asegura que nunca cesa de sentirse nerviosa, expectante y con las habituales “mariposas en el estómago”, porque siempre está presente el reto que viene con la responsabilidad y el querer dar el máximo. “Y con eso -añade- la esperanza de inspirar a todos los presentes para que juntos podamos vivir una experiencia sublime y catártica. En este caso en el MET, no eran tantos los nervios de la presión, sino las ‘mariposas en el estomago’ por la grandísima emoción y felicidad de interpretar uno de los personajes que más amo en uno de los espacios sagrados y que más significa en mi historia personal”.
En gran compañía
Por si todo esto no fuese ya de por sí grandioso y sumamente emotivo, para Ana María ha sido “inmensamente significativo” haber compartido los créditos de la producción “con varios grandes artistas puertorriqueños”. “Ellos fueron Ricardo Lugo como Bonzo (el tío de Cio-Cio San) y Eduardo Valdés como “cover” de Goro; y en la orquesta, los ilustres Rafael Figueroa, Narciso Figueroa, Pedro Díaz y Javier Gándara”, detalla. “El departamento de vestuarios tiene un departamento para los que visten a los cantantes y su directora es Susan Gómez”.
“Puerto Rico tiene una cantidad impresionante de artistas de muy alto nivel en ámbitos clásicos y populares”, agrega la cantante. “He pensado largo y tendido sobre las razones para esto y no tengo una respuesta científica. ¿Tendrá algo que ver con el agua o que estamos en uno de los puntos del triángulo de las Bermudas? ¿O quizá que tenemos ese enorme observatorio en Arecibo? Quién sabe… pero ¡vaya que hay una energía muy especial en Puerto Rico! En toda carrera especializada existe la disciplina, el sacrificio y la entrega total. Una sueña con llegar a la cumbre máxima, pero la verdad es que la felicidad que plantea la realización como ser humano está en llegar a vivir dedicándose una a lo que más se ama. En el caso de los boricuas que nos encontramos ahora en el MET, la emoción era esa: vernos ahí y pensar y decirnos ‘¡llegamos!’, ‘¡lo logramos!’, ‘¡felicidades por estar viviendo juntos este gran sueño!’”.
Ana María regresará durante el verano al MET para la celebración de 50 aniversario del famoso festival Mostly Mozart, “¡otro gran honor para mí!”, asegura. “Mozart para mí es un santo y el mejor maestro para cada instrumento. Mozart es transparente y nada se puede disimular y esconder dentro de su música y eso nos hace mantener la fidelidad a la técnica y al instrumento, en mi caso la voz. He vivido con la música de Mozart desde niña y desde el comienzo de mi carrera. Tomar parte en este festival me llena de gran felicidad”.
La soprano revela que ya se prepara para su primera Elisabetta en Don Carlos, con la Ópera de San Francisco; y Margarita, en Fausto, con Houston Grand Opera. “Con el MET ya estamos hablando sobre futuras temporadas, lo cual me alegra mucho”, apunta. “Los sueños son seguir creciendo y evolucionando con la música, ser la mejor madre y la mejor compañera que pueda ser y tratar de inspirar a que todos podamos realizar nuestro máximo en esta vida. Puerto Rico siempre será mi hogar amado, mi origen como ser. Me ilusiona mucho poder regresar y cantar en mi amada Isla del Encanto. Espero que pronto podamos fijar algunas fechas”.
Fotos: MARTY SOHL / METROPOLITAN OPERA
(Una versión corta de esta entrevista fue publicada en la sección Por Dentro de la edición impresa de El Nuevo Día del domingo 27 de marzo)