Camerata Caribe y el don de hacer música solo por el placer de hacerla
Hacer música únicamente por el placer de hacerla es la esencia más destilada de aquellos que de tan maestros que son, nunca dejan de creer que la excelencia es una virtud esquiva que solo se alcanza con esa pasión exenta de un propósito material y con una entrega que desconoce horarios, fatigas y excusas.
En eso pensaba ayer viernes escuchando el ensayo de algunos de los miembros de Camerata Caribe para el Concierto en Familia que este grupo ofrecerá mañana domingo -a partir de las 4 p.m- en Sala Jesús María Sanromá del Teatro Bertita y Guillermo L. Martínez del Conservatorio de Música de Puerto Rico.
Pensaba en eso porque los miembros de Camerata Caribe -Josué Casillas, flauta; Kathleen Jones, clarinete; Adam Havrilla, fagot; Joshua Pantoja, trompa; Elisa Torres, arpa; y Pedro Juan Jiménez, piano- no solo son profesores durante el día en el CMPR, sino que también todos -excepto Pedro Juan- son músicos principales en la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico con ensayos todas las noches y conciertos los sábados.
Pensaba en eso porque se las arreglan -entre clases y ensayos con la Sinfónica- para preparar un concierto como el que ofrecerán mañana, simplemente por amor al arte, porque aman la música y disfrutan inmensamente interpretar entre colegas repertorios de cámara para públicos muy singulares, muy especiales, integrados por personas que también realmente aman la música y que asisten con regularidad a las salas de concierto y no solo muy de vez en cuando -como hay muchos, que solo van cuando se trata de una gala o la apertura del Festival Casals- solo para verse entre ellos y alimentarse las envidias mutuamente.
"De tan maestros que son, nunca dejan de creer que la excelencia es una virtud esquiva que solo se alcanza con esa pasión exenta de un propósito material y con una entrega que desconoce horarios, fatigas y excusas".
En fin, pensaba en eso porque durante el ensayo de ayer fui testigo -una vez más- del goce inmenso que estos maestros destilan mientras tocan sin otro propósito que ese, tocar, hacer música en ese instante único, anticipando quizá que ese placer será compartido mañana por un grupo de personas no demasiado grande que los escuchará sin otro propósito que ese, escucharlos, y compartir la fugacidad de la experiencia estética.
Según explica el maestro Casllas, el programa comenzará con un trío de L.V. Beethoven para flauta, fagot y piano -compuesto por el músico alemán a los 16 años- ,y continuará con el Nocturno de Franz Strauss, padre de Richard Strauss, “obra muy lírica en la que el autor plasma el romanticismo de la canción de arte alemana”.
Para finalizar la primera parte del programa, la maestra Kathy Jones -única del grupo fundador de Camerata Caribe hace 34 años- y Pedro Juan Jiménez ofrecerán una hermosa obra para clarinete y piano de Alberto Guidobaldi, profesor de italiano en el CMPR y -dice Casillas- “un gran compositor de renombre internacional”. “Su programático relato de Pinocchio ha ganado premios en la Convención Internacional de Clarinetistas, y narra en ocho amenos movimientos la hermosa historia del escritor Collodi”, apunta.
La segunda parte de programa se iniciará con Chants D'Arrière-Saison -para fagot y arpa- del arpista y compositor francés Bernard Andrès (n. 1941), “que recrea la belleza del fin de estación veraniega en forma etéreamente sonora”, comenta Casillas. “Nuestro programa finaliza con el majestuoso trio del profesor de composición de Juilliard, Eric Ewazen, quien explora, muy idiomáticamente, enormes posibilidades sonoras entre la flauta, el corno y el piano”.
Con Kathy…
Kathy Jones asegura sentirse “muy afortunada” por tener tanto trabajo, algo que no muchos pueden decir. “Mi maestro de clarinete William McColl, el que me recomendó para el puesto que tengo en la Sinfónica desde hace muchos años, me decía que hay dos clases de músicos: los sobrecargados y los desempleados… los que tienen demasiado trabajo y los que no tienen. Me siento muy feliz de estar en el primer grupo”.
A Kathy se le ilumina el rostro al hablar de la obra de Guidobaldi. “Escúchala, solo escúchala y no te tengo que decir nada más”, dice radiante minutos antes de tocarla. “Es fabulosa. Hace dos años Guidobaldi vino a hablar conmigo con una sonrisa muy grande para decirme que había terminado una obra para clarinete bajo solo y que la iba a someter a la competencia del ClarinetFest”, explica. “Ganó una mención de honor, pero como la hizo originalmente para clarinete bajo solo, le pedí un arreglo para mí, para clarinete y piano. Esta basada en el cuento de Pinocho y se divide en seis pequeños episodios precedidos cada uno por una breve narrativa que explica el tema del segmento”.
Y escuché a Kathy. Y pensé de nuevo en todo lo que había estado pensando .