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Con proa a Prades, el sueño de Areté


Hay sueños que son como faros, sueños que son como brújulas y en esto precisamente se ha convertido el que desde hace algún tiempo sueñan en comunión los miembros del Cuarteto de Cuerdas Areté, jóvenes de un inspirador talento que están dedicados en cuerpo y alma a convertir en realidad la ilusión de viajar con sus instrumentos a participar en la Academia del célebre Festival Casals que anualmente se celebra en Prades, Francia.

Pero -como suele suceder en el mundo en que vivimos- para que sueños así se concreten hacen falta recursos, en este caso para los gastos de pasajes, matrículas y estadías de Danira Rodríguez y Nayomi Lozano -y sus violines-, de Diego Marrero -y su violonchelo- y de Miguel González -y su viola, que suman alrededor de $15,000 y que esperan recaudar de varias maneras, entre ellas con su arte como argumento.

Esto comenzará a suceder en los dos conciertos que ofrecerán en los próximos días, el primero este sábado -a partir de las 4 p.m.- en la sala Anthony “Junior” Soto del Teatro Bertita y Guillermo L. Martínez del Conservatorio de Música de Puerto Rico, y -el segundo- el domingo 5 de junio -a las 4 p.m.- en la Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, en Miramar. Para el primero se está solicitando un donativo de $10 por boleto, mientras que para el segundo la petición es de $50 por persona y de $75 por pareja. El programa de estos conciertos incluye el Cuarteto para cuerdas en re menor, Op, 44, No. 1, de Félix Mendelssohn, así como danzas y boleros de Rafael Hernandez, Pedro Flores, Sylvia Rexach y Luis Miranda, entre otros compositores.

El Festival Casals de Prades -fundado en 1950 por el legendario maestro Catalán- se realizará entre el 1ro. y el 14 de agosto próximo y su academia reúne a estudiantes altamente cualificados de más de una veintena de países. La participación de estos jóvenes responde a una recomendación del maestro Francisco Cabán Vales -su profesor como grupo de cámara en el CMPR y asistente del concertino en la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico- quien les sugirió a los muchachos ese destino en sintonía con el talento que los cuatro poseen.

Pero -como suele suceder en el mundo en que vivimos- hacen falta recursos para que el sueño que alimentan juntos Danira Rodríguez, Nayomi Lozano, Diego Marrero y Miguel González se concrete

 

La génesis de Areté -vocablo del griego asociado a la “excelencia” - se remonta a mayo del año pasado, cuando tres de sus eventuales miembros regresaban de ofrecer un concierto con la Sinfónica del CMPR en Mayagüez, como parte del proyecto denominado Travesía Sinfónica, auspiciado por la Fundación Ángel Ramos.

“Veníamos hacia San Juan cuando Diego se nos acercó a Nayomi y a mí para comentarnos -explica Danira- que tenía la inquietud de hacer música de cámara. ‘Ustedes dos son mis dos violines y yo el chelo, solo nos falta la viola’ , nos dijo. Nos pasamos todo el camino escuchando música para cuarteto de cuerdas. Los amigos del Cuarteto Miramar nos animaron a formar el grupo y, cuando llegamos al Conservatorio, pensamos en Miguel. Lo localizamos, lo ‘atacamos’ y aceptó. Así comenzó esta aventura”.

“Aunque ya tenía pensado formar parte de otro grupo, cuando Danira, Nayomi y Diego me hicieron la invitación, acepté, porque sabía que con ellos aprendería lo que realmente necesitaba aprender”, dice Miguel. “Ha sido brutal la experiencia y el grupo es ya bastante conocido en el mundo musical, lo que nos llena de satisfacción y es un gran estímulo”.

Nayomi explica que el debut oficial de Areté fue como parte de un concierto organizado por la profesora Marta Hernández. “Ella fue mi maestra desde que yo era chiquita y en el verano del año pasado nos invitó a ser parte de ese programa”, recuerda. “Tocamos un divertimento de Mozart, algo bastante sencillo, pero ese fue el inicio”.

Agradecidos con sus profesores, entre quienes se encuentran -ademas de los maestros Cabán y Hernández, los maestros Emmanuel Olivieri y Luis Miguel Rojas- los jóvenes coinciden en destacar la magia inigualable del repertorio de cámara, no solo por su belleza intrínseca, sino también por la naturaleza de su interpretación, que navega en un cauce cuyas riveras son, por un lado, la estrictamente individual y, por otro, la que se cifra en la capacidad para escuchar y sentir y colaborar con cada uno de los otros miembros del grupo que, en el caso de Areté, tienen una especial predilección por el repertorio de compositores como Mendelssohn, Beethoven y Mozart.

“Esa dependencia mutua ente los miembros del cuarteto tiene un buen ejemplo en el tercer movimiento de la obra que estamos ensayado ahora mismo, el opus 44, número uno en re mayor, de Félix Mendelssohn”, dice Nayomi. “En este caso, el segundo violín, que me toca a mí, es el motor del movimiento y la melodía la tiene el primer violín, pero hay muchos solos que van de los violones a la viola y también a violonchelo y basta con que uno de nosotros titubee para que las cosas no funcionen como debe ser”.

“El propósito fundamental de estos conciertos es la recaudación de fondos para ese viaje a Prades”, insiste Diego. “Es una aventura que será muy importante para nuestra formación pero que cuesta mucho dinero… en realidad una cantidad exorbitante para todos nosotros. Estamos tratando por todos los medios de hacerlo posible”.

“Yo creo que estoy muy cerca de mi sueño… yo siempre he querido viajar con el instrumento”, dice Danira. “Este sería mi primer viaje a Europa. De hecho, antes de solicitar para Prades, yo estaba ‘hecha un ocho’, pensando si debía o no hacerlo, ante la incertidumbre de conseguir los medios necesarios para el viaje. Pero se está dando… esperemos que así sea”.

Por su parte, Diego asevera que “ha sido bien chévere imponernos juntos esta meta y hacer el esfuerzo colectivo para alcanzarla”. “Tenemos confianza en lograrlo, estamos felices”, agrega. “Creo que este es uno de los grandes sueños de quienes se dedican a la música: viajar, aprender y compartirla con músicos y públicos de otras partes del mundo”.

Nayomi afirma estar muy contenta y satisfecha con lo que ha logrado, pero que está consciente de que apenas está comenzando. “Me gusta tanto lo que estoy haciendo… me siento feliz”, apunta. “Se que este viaje será inmensamente beneficioso para mi formación musical y estamos todos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para lograrlo. Por eso reitero nuestra invitación para que nos acompañen en estos conciertos, la van a pasar muy bien”.

Finalmente Miguel comenta que, aunque su plan original era ser maestro de música, ha encontrado un encanto muy especial a hacer que el público derive placer de escucharlo tocar. “Este viaje es parte de mi formación”, señala. “Y, claro, viajar siempre ha sido uno de mis sueños. Este será el primer viaje en mi vida… yo nunca me he montado en un avión. De hecho, saqué el pasaporte apenas los otros días. Soy de los que su suben a un carro y se marean, así que a ver cómo me va”.

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